El primer beauty-hotel efímero de YSL abre sus puertas en Madrid

Hace unas semanas abría sus puertas el #YSLBEAUTYHOTEL tal y como os contaba a través de Instragram (@hotmesscorner), un lugar mágico para recorrer el pasado, presente y futuro de la Maison. Sin duda fue un privilegio visitar cada una de las estancias de este maravilloso hotel efímero situado en la calle Ferraz Nº 2. Y es que cada una de las habitaciones estaba pensada para sorprender y cautivar a sus visitantes. ¿Entras conmigo?

Mi aventura comenzó en el lobby del YSL Beauty Hotel donde una amable azafata me daba la bienvenida y me hacía el check-in para a continuación acompañar a Olga Bru a visitar cada una de las estancias. Tras esperar en el precioso cocktail bar, comenzamos nuestra aventura de mano de la encantadora Isabel Zancajo, quien nos hizo un repaso a la historia de la marca, desde su creación en 1961. Los míticos Touche Éclat, el labial Rouge Volupté o el perfume Black Opium, fueron algunos de los protagonistas de esta historia tan fascinante.

Este año son las pestañas las que están de enhorabuena gracias a The Curler, el innovador cepillo de forma ondulada que tiene Volume Effect Faux Cils, (una de mis máscaras favoritas de la marca junto a la incombustible Baby Doll) la máscara de pestañas que transgrede las reglas del maquillaje convencional al curvar, elevar y alargar las pestañas sin ayuda del rizador. ¡Por fin!

¿Pero cómo surge la idea de crear este hotel efímero? Pues a través de un suceso que marcó la vida y la obra de Monsieur Saint Laurent. Y es que un día febrero de 1966, YSL y su pareja y socio Pierre Bergé, deciden huir del frío y lluvioso París para buscar el sol de Marrakech.

Hospedados en el maravilloso La Mamounia, un mítico, el diseñador y su pareja se enamoran de Marrakech. Tanto, que terminan comprando una casa allí a la que le siguen "Villa Oasis" o "El Jardín Majorelle", un paraíso que recibe a más de 800.000 visitantes. Por fin en 2017 abre en la misma manzana un maravilloso museo, que estoy deseando visitar. Y es que si os fijáis en la obra del diseñador, Marrakech ha sido siempre fuente de inspiración.

Así que por qué no recrear un maravilloso hotel en Madrid donde disfrutar de todas las novedades de la marca. En su interior no podían faltar una suite donde maquillarse al ritmo de la música, una suite rosa dedicada a Volupté Liquid Colour Balm (mi nueva obsesión), otra llena de neones decidada a Black Opium o una suite Y donde desfilar como una auténtica modelo. Desde luego no faltaba detalle, aunque yo me quedo con la nueva The Curler, una maravilla para quienes queréis unas pestañas rizadas y con volumen.

Como podéis ver me lo pasé pipa en el baño, con su bañera llena de brillantina dorada. Como supondréis me llevé un poquito a casa (sin querer). Creo que ahora hay brillantina made in YSL en cada una de las casas de quienes visitaron el hotel.

Fotografías cortesía YSL y The Hot Mess Corner.